jueves, 10 de septiembre de 2009

Lo que no es la política

En muchas ocasiones quienes estamos en política nos lamentamos de la desafección que manifiestan muchas personas sobre la misma; porque para nosotros la dedicación a la res publica constituye una de las más nobles ocupaciones del ser humano y supone un esfuerzo personal importante. Sin duda todos los partidos y todas las personas que participamos del debate político deberíamos mejorar en aspectos como el compromiso, la coherencia y la comunicación políticas y deberíamos esforzarnos cada día por atender más y mejor los problemas de nuestra sociedad.

A esta circunstancia general se viene sumando en las últimas semanas la actitud de la derecha española que impúdicamente exhibe un comportamiento profundamente antidemocrático, lo que obviamente contribuye al alejamiento y falta de credibilidad de la ciudadanía con respecto a la política. Analicemos algunos hechos recientes que ponen en evidencia lo que, a mi juicio, nunca debería pasar en política:

La obstaculización flagrante al acceso de Leire Pajín a su escaño como Senadora por la Comunidad Autónoma de Valencia que supone desde hace meses la pérdida de un voto correspondiente al Grupo Socialista en esta Cámara. El comportamiento del PP en este asunto rompe por primera vez en la historia de la democracia española el pacto entre partidos que ha funcionado desde el inicio de la Transición para la elección de los senadores y senadoras de designación autonómica.

La presencia de Luis Bárcenas aún como Senador en la Cámara Alta tras ser imputado en el caso Gürtel y haber dimitido por tal circunstancia de la dirección del PP.

La cadena de acusaciones sin pruebas al Gobierno de España, la Judicatura, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sobre una supuesta trama de espionaje al PP que iniciada por su Secretaria General se ha continuado y ratificado por otros destacados integrantes del PP hasta fechas muy recientes.

Y hasta Rajoy ha manifestado públicamente que durante el próximo otoño insistirán en el argumento de las escuchas ilegales a los y las militantes de la Organización que dirige. Con ello vuelven a su clásica estrategia de repetición de la mentira para, cuando menos, sembrar dudas entre la ciudadanía sobre la credibilidad del Gobierno y de las Instituciones democráticas. Parece que no son conscientes del enorme daño que causan a la vida política y la democracia españolas.

En mi opinión esto no es hacer política, no es construir la democracia que todos los partidos debemos preservar y enriquecer, no es hacer el juego limpio que por otra parte exigimos a los demás miembros de la sociedad; en democracia la oposición es imprescindible para el control del Ejecutivo y además debe orientarse a la búsqueda conjunta de soluciones a los problemas sociales.

Estoy convencida de que si este fuese el contexto en el que se desarrollase la vida política de nuestro país la ciudadanía valoraría de manera mucho más positiva la política y el trabajo de quienes nos implicamos de manera activa en ella.

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