miércoles, 4 de noviembre de 2009

Un necesario impulso a la Ley de Igualdad

En el día de ayer tuve el honor de participar en el Grupo de Trabajo sobre Empoderamiento, Igualdad y Derechos de las Mujeres que los días 3 y 4 de noviembre se desarrolla en Madrid como trabajo previo al Encuentro de la Red de mujeres Africanas y españolas por un Mundo mejor.

A continuación cuelgo un extracto de mi intervención que trató sobre los Desafíós de la Ley para la Igualdad efectiva entre mujeres y hombres.


No cabe duda de que hay un antes y un después de la Ley de Igualdad en España. Para las políticas socialistas es un motivo de orgullo el que nuestro país esté a la vanguardia de las políticas de igualdad en el mundo a través de las dos importantísimas leyes de violencia y de igualdad que se aprobaron la pasada Legislatura.

En mi intervención abordaré un breve repaso sobre cuáles son, a mi juicio, los contenidos más significativos de la Ley de Igualdad para centrarme en uno de ellos que creo es el que tiene mayor potencial de desarrollo y mayor capacidad transformadora de la realidad en la que vivimos hombres y mujeres. Se trata del tema del empleo (acceso, permanencia, condiciones de trabajo) que por supuesto está ligado a la conciliación y la corresponsabilidad como elementos imprescindibles para alcanzar la igualdad laboral.

Creo que la igualdad en el empleo es la clave para articular la igualdad real, puesto que el trabajo configura la organización de la vida para todas las personas (es origen de una parte muy importante de las discriminaciones que padecemos las mujeres en todo el mundo y puede ser también el responsable de impulsar los cambios que nos lleven a una mayor igualdad). Pero además creo que en el contexto económico en el que estamos: una crisis económica mundial que está generando problemas muy graves de paro en nuestro país y que está originando un cambio en el paradigma económico internacional para salir de la crisis hacia un nuevo modelo económico ecológica y socialmente sostenible. Estamos en el momento oportuno para impulsar ese gran potencial de la Ley de Igualdad que ayude a configurar un nuevo orden económico en el que el trabajo de hombres y mujeres no sólo sea posible sino que sea imprescindible para garantizar la eficiencia del sistema a la vez que articula la sostenibilidad de nuestra sociedad del bienestar y su extensión a otros lugares de la tierra.

Entre los principales retos que tenemos por delante para avanzar en al aplicación de los contenidos de la Ley de Igualdad en materia de empleo creo que debemos destacar los siguientes:

  • Reforzar la actuación de la Inspección de Trabajo y Seguridad, en colaboración con las CCAA a través de medidas como el Plan de Actuación 2008-2011 para la vigilancia en las empresas de la igualdad efectiva entre hombres y mujeres (se estima inspeccionará 10000 empresas de 2008 a 2010)
  • Ampliar programas como el recogido dentro del Programa Nacional de Reformas, para facilitar el acceso al empleo de las paradas mayores de 45 años. Diversificar estos programas según perfiles de edad y cualificación de las mujeres.
  • Colaborar con las CCAA (competentes en cuanto a las políticas de empleo) en el desarrollo de actuaciones que reorienten las programas de empleo a la necesaria dotación de los perfiles profesionales que demandará el sistema

  • Potenciar en colaboración con las CCAA y los agentes sociales la elaboración y cumplimiento de los Planes de Igualdad en las Empresas y su introducción en los Convenios Colectivos de cada sector
  • Desarrollar Leyes y/o Medidas Legislativas autonómicas que desarrollen políticas activas de empleo orientadas a la igualdad real, promuevan la revisión de las condiciones de trabajo a través de planes de igualdad, y procuren la dotación de la necesaria red de recursos para la conciliación de la vida laboral y familiar (orientado las políticas transversalmente al acondicionamiento de los horarios de trabajo y los horarios de atención escolar)
  • Sensibilizar y formar para la corresponsbilidad a toda la población, con especial atención a la población infantil, adolescente y joven

Todas estas medidas son necesarias para la sostenibilidad y eficiencia del sistema económico, así como para continuar avanzando en la igualdad real entre hombres y mujeres